Mi niña interior
Mira desde abajo con el cuello en alto
Sus ojos bien abiertos escuchan asombrados
Voces graves que hablan idioma de grandes
Que la dejan en desconcierto y la hacen a un lado.
Su presencia intacta está
Y en el fluir de aquellas conversaciones
Esos ojos de asombro es necesario recuperar.
Es cuestión de ponerse sus anteojos y observar
Aquél mundo donde todo es enorme
Y lleno de oportunidades está.
Dejar a un lado la monotonía
Y descubrir en cada paso
Un nuevo juego, algo para explorar.
Recuperar su pequeñez
Y no hablo de la estatura sino de su sencillez.
Sumergirnos en guerras de cosquillas
Disfrutando de cada detalle sin pensar en el después.
Preguntarse sin parar
Esa edad de los “porqués”
Construyéndose a si misma
Auténtica y dejándose llevar.
Pues no hay tanta vuelta que dar
Cuando la audacia enciende,
El impulso de soñar.
Abundan las caídas eso sin dudar
Infinitas veces nos embarramos
y nos volvemos a levantar.
Las inseguridades y los miedos siempre están
Pero un aprendizaje esconden detrás.
Y si desborda el llanto, no estaría mal
Correr a aquél abrazo materno
Que todo lo puede sanar.
Escuchar a nuestros maestros
Léase padres, abuelos o quienes una huella supieron dejar
No importa si hoy no están
Son un regalo inmensurable
Y su sabiduría es digna de recordar.
Amar sincera y desinteresadamente
Mirando con ojos de ternura y sin juzgar.
Ser y crecer con otros
Vivir en compañía es su especialidad.
Que aquél asombro no se deje apagar
Que el espíritu pueda su pequeñez conservar
Que sea válido preguntarse y nuevos mundos inventar
Que no esté prohibido el abrazo,
Que podamos dejarnos cuidar.
Que no se pierda aquella niña
En problemas de grandes y palabras difíciles de procesar
Que no se pierda aquella niña
Que desde lo bajo nos ilumina con su mirar
Que no se pierda aquella niña
Que en nuestro interior está.
Maru Sajon
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