La casa vivida
La casa se despierta antes de que yo pueda abrir los ojos.
Puertas que se abren, pasos que se escuchan, voces suaves que intercambian palabras matutinas y el olor a mi café de siempre preparado por otra persona.
Me levanto y en mi casa ya hay vida.
Cada uno se mueve a sus tiempos, algunos desayunan mientras otros se cambian y siempre hay alguien que se esta duchando.
El sol avanza y el calor se empieza a sentir. Papá baja un poco las persianas para enfriar el espacio y aunque a mi no me guste como queda, lo dejo hacer porque tiene razón.
Cuando me terminé de cambiar el mate ya esta listo y las aguas frías cargadas.
Esta vez somos 6 los que saludamos a keta cuando se va a entrenar. La mesa esta llena, las sillas no alcanzan y usamos la de los cuartos.
Las conversaciones se entrelazan hasta que decidimos a dónde ir. Algunos tardan otros los apuran, siempre hay alguien que no encuentra sus cosas y hay alguien que las encuentra. Se pregunta varias veces si el mate esta listo y si mamá lleva protector.
Cada uno que pasa chequea si las ventanas están cerradas y yo los apuro diciendo que ya cerré. En el pasillo hacemos silencio, somos muy argentinos para este edificio francés. Nos subimos al auto y la casa queda vacía. En silencio, respirando el movimiento, todavía con olor a tostada, arena en el piso y algo a medio hacer.
La casa se viste de vida y en su desorden encuentro la sensación de hogar.
La heladera llena de quesos que solo compra papá, la computadora de Marqui arriba de la mesa, la remera de Nico colgada en el tender, las cremas de mamá en el baño y los libros arriba de la mesa porque Angie los miró.
Veo mi casa empapada en vida y todavía respiro ese aire de familia.
Hoy me siento como mi casa llena de vida.
Male Piñeiro
Me encanto!! 🤍🤍 que lindo recuerdoo!