Los hermanos
Al nacer me enseñaron,
que a un lado se lo entrena
y al otro se lo olvida.
Criados como dos opuestos,
perdidos en sus extremos.
Movimientos contrastados.
La torpeza de izquierda
y la destreza de derecha.
Y un día se encontraron
viajando al corazón.
El latido compartido,
los dedos entrelazados.
La misma sangre marcando el ritmo.
Al final, todo siempre estuvo unido.
Bailaron y bailaron;
la coreografía perfecta,
del bueno y el malo.
Hermanos al fin
reflejados en el espejo,
separados por la norma
unidos por la historia.
La conexión más profunda
entre lo etéreo y lo carnal,
alejado de toda razón.
Diferentes pero iguales.
Únicos en su diseño.
Manteniendo un camino recto,
el camino del arquitecto.
Entre los dedos, la eternidad.
-Guadi Vaca
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